Feliz día de San José

Felicidades a los Josés a las Josefas a los Pepes y Pepas, felicidades a todos los padres , a los abuelos y a los tios y muchas felicidades a todos los hombres buenos.
A todos vosotros ¡¡¡FELIZ DIA DE SAN JOSÉ!!!

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San José el «Santo del silencio»
José era un carpintero que vivía en Nazaret. Según la tradición, cuando tenía alrededor de treinta años, fue convocado por los sacerdotes al templo, con otros solteros de la tribu de David, para tomar esposa. Los sacerdotes ofrecieron a cada uno de los pretendientes una rama y comunicaron que la Virgen María de Nazaret habría de casarse con aquel cuya rama desarrollase un brote. «Y saldrá una rama de la raíz de Jesse, y una flor saldrá de su raíz». Sólo la rama de José floreció y de ese modo fue reconocido como novio destinado por el Señor a la Santa Virgen.

María, a la edad de 14 años, fue dada por esposa a José, sin embargo ella siguió viviendo en la casa de su familia de Nazaret de Galilea por un año, el tiempo requerido por los Hebreos entre el casamiento y la entrada en la casa del esposo. Fue precisamente en este lugar donde María recibió el anuncio del Ángel y aceptó: «He aquí a la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra.»

Ya que el Ángel le había avisado de que Isabel estaba embarazada, pidió a José que la acompañara a casa de su prima en los últimos tres meses de embarazo de aquella. Tuvieron que realizar un largo viaje de 150 Km ya que Isabel residía en Ain Karim, Judea. María permaneció cerca de Isabel hasta el nacimiento de Juan Bautista.

A su regreso de Judea, María puso a su esposo frente a una maternidad que no podía explicar. Muy inquieto, José combatió contra la angustia de la sospecha y pensó hasta en dejarla y huir secretamente para no condenarla en público, pues era un esposo justo. Si María era considerada adúltera la ley la sentenciaba a ser lapidada junto con su hijo, fruto del pecado.

José estaba a punto de actuar así cuando un Ángel se le apareció en sueños para disipar sus temores: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque el hijo que espera es obra del Espíritu Santo». Todas sus turbaciones desaparecieron y José apresuró la ceremonia de fiesta de entrada de su esposa en su casa.

Cuando José supo que el hijo que María llevaba en su seno era fruto del Espíritu Santo, que Ella sería la Madre del Salvador, la quiso más que nunca, “pero no como un hermano, sino con un amor conyugal limpio, tan profundo que hizo superflua toda cualquier relación carnal, tan delicado que le convirtió no solo en testigo y custodio de la pureza virginal de María.

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